Dicen que el dolor es intransferible, pero de que dolor hablan? El dolor de cuerpo, de piel, de órganos, huesos, del soma; puede ser. Ahora el dolor del alma, el “sentir”, la angustia y la impotencia la podemos recibir y experimentar.
Hacía mucho que no tenía a un ser querido viviendo una internación complicada. Hacía mucho que no sentía olor a sanatorio. Les cuento que el olor no es el mismo cuando trabajás en un hospital que cuando te hospedás en uno. El olor cambia, los ruidos y los sabores cambian. El haber trabajado más de 12 años en internación te vuelve experto en reconocer miradas, simulaciones y te obliga a obedecer reglas absurdas de convivencia. El sistema de salud público y privado no contempla la empatía. Está en las antípodas de la recuperación emocional de las personas internadas. “Horarios de visitas”, “edad de las visitas”, tipo de alimentación o “dieta”; el manejo nutricional creo que merece un capítulo aparte porque realmente es aversivo. En donde estaba? Sí, arranqué por el dolor. Hace casi 2 semanas fui a ver a mi amiga en la terapia intensiva estaba internada por un complicación de su tratamiento de quimioterapia. Ni bien entré al box pude conectar con su mirada, segundos de conexión fueron horas de charla; a veces nos olvidamos que podemos comunicarnos con los ojos. Quedate tranquila amiga que esa conversación que tuvimos es nuestra y no la voy a contar. Sondas, tubos, drenajes, sensores, catéteres, monitores, alimentación enteral, bomba de insulina, botas de compresión, tantas herramientas para mantener la vida. Ahí tomas conciencia del verdadero minuto a minuto. Me acerco a darle un beso y con un hilo de voz me dijo “ayúdame”. Qué podía hacer? Que? Alguien sabe que se hace? Qué se dice? Como se ayuda? Juro que me desarmé por dentro, quería llorar, quería decirle cuanto la quiero y lo especial que es para mí. Que recuerdo perfectamente el día en que nos conocimos. Qué si me quiero reír de algo seguramente recurra a un recuerdo juntos. Qué fue parte de una época dura de mi vida y que ella hizo mis días más felices. Entonces, entre tanto aparato y medicamentos como se “ayuda”, se ayuda dando amor, se ayuda acariciando, se ayuda yendo a los horarios de visita, se ayuda haciendo reír, se ayuda contando tu día. Las personas con internaciones largas y dolorosas no quieren ver el teléfono, ni mucho menos las redes sociales, no quieren ver Netflix. Las personas internadas quieren ver personas que las quieran. El amor salva o aliviana, las caricias calman. Estén ahí al lado de sus seres queridos, sosteniendo la mano en un pinchazo o una curación de herida. Así se ayuda.
Quiero escribir un párrafo especial para sus amigas de la infancia, del trabajo y de la vida que ayudan dando amor y sosteniendo su mano en cada pinchazo.
Gracias por leerme.
Luqui.-